Te despiertas cada mañana y lo haces con el mismo compás, con la misma cantinela. Día tras día sintonizando la radio, leyendo la prensa o viendo la TV, asimilas la nueva situación mundial. Quizás no sea nueva, no, pero lo que transcurre día tras día, lo parece. Y la fotografía es más que desoladora. Ya no nos suena impactante, ni siquiera nos pone en situación de alerta, con eso ya convivimos y lo haremos con el transcurrir de los años y las décadas.
No sé si se avecina la III Guerra Mundial, pero lo que sucede hoy en día es lo más parecido a ello. Una guerra no declarada, que convive en diferentes lugares del mundo, y que afecta a todos. Una guerra, que una vez iniciada y no sé el punto de partida, arroja cientos o miles de muertos cada día. Habría que pararse a pensar por un momento en esas cifras. Parece que estamos acostumbrados a ello.
Padre abrazando a su hijo fallecido |
Muchos no sabrán a que guerra me estoy refiriendo, pero básicamente es la que vivimos todos los días en diferentes países de este planeta llamado Tierra. Cuando El Sahara pidió la independencia se entró en una guerra, cuando Túnez elevó su eco se entró en otra, cuando Egipto cortó su leyenda se declaró otra, cuando Pakistán no gasta en sobornos existe una más, cuando China se esconde al mundo es como otra aunque no haya armas de por medio. Porque seguimos en la misma situación. No han cambiado las cosas en Irak. En Afganistán, aunque con menor repercusión, el clima sigue siendo más bien negro. Así, Bahréin es el centro de otra reyerta, y el reguero de muertos, circula como si nada. No hablamos, aunque los medios no citen ni papa, del conflicto entre palestinos e israelitas, que aunque no dejen tanta sangre como antes, seguro que siguen rompiendo y destrozando a muchas familias.
El caso de más actualidad es el que concierne a Libia. El responsable y culpable un dictador, otro más, si ya éramos pocos parió la abuela, el tal El Gadafi. El pueblo se ha revelado, y ante la cautela de los demás países que eso sí han condenando lo que sucede en el país norteafricano, no ha sido posible frenar otra barriada de muertos. Y nos olvidamos entre tanto, de otros tantos (valga la redundancia) países que padecen conflictos en su mayor caso vecinales.
Quizás no estemos en la III Guerra Mundial porque no está en los papeles ni será escrita bajo ese nombre en la posteridad. Sin embargo la situación social y política, al margen de la económica, es tan descorazonadora, que necesitamos algo que nos invite al optimismo, sin embargo ese optimismo parece lejano muy lejano en el tiempo.
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