Días de fútbol III..No fue el penalty más largo del mundo pero...

La tercera entrega va sobre un apartado del juego decisivo en el fútbol y sobre momentos que no deberían ser importantes y acontecer en este deporte de masas.

Penalti lanzado sobre campo de tierra

Como ya he dicho en anteriores entradas, yo era el lanzador oficial de penaltis del equipo. No fueron todos los años, recuerdo que en la categoría benjamín cuando empecé (pre benjamín se podría decir), el primer año vamos, no lo era. Ni el segundo año tampoco. Fue el tercero con nueve años cuando me dieron cierta responsabilidad. Aunque también recuerdo que habíamos varios encargados de lanzarlos. Ese año, y no precisamente en fútbol once, sino en fútbol 7 lancé posiblemente el mejor penalti de todos. Era un partido más del montón, de liguilla vamos, y me acuerdo que lo lancé en semiparadinha al lado izquierdo del portero, de abajo arriba cogiendo el esférico poco a poco salida hacia fuera ya que a mitad de trayectoria iba poco más que por el medio. El portero se había vencido al lado derecho (cosa rara en esas edades, los arqueros esperar a ver por dónde va el balón), y el cuero entró por toda la escuadra superior siendo tan milimétrico el tiro que seguro que rozó aunque sea con los pelos del balón, la parte inferior del poste-travesaño. Sí, fue un golazo de penalti y orgulloso que estoy.

Pero no todos las penas máximas tuvieron la misma suerte, normalmente solía tener bastante efectividad, anotaba 3 de cada 4 penales lanzados, pero también tengo que decir que tuve alguna que otra racha mala. Aunque el penalti comentado anteriormente dije que lo lancé al lado izquierdo del portero, la mayoría de las veces los lanzaba al lado derecho de éste y a mi izquierda, ya que en más de una ocasión, sobre todo en los entrenamientos, cuando los quería lanzar al lado contrario le daba tanto interior que iban fuera o tocaban el palo. El caso es que un día fallé un penalti, y al siguiente partido, me toco lanzar otro. Ese partido lo dejaré para el último párrafo porque se cruzó con lo comentado en las primeras líneas de aconteceres que no deben ocurrir en el fútbol. Otro partido después, el siguiente a éste, otro penalti a favor, a lo que el entrenador me pide que lo tire, y yo hago un gesto como que no, pero al final después de un periodo de incertidumbre me animo, y aunque llorando (el balón), porque lo había tocado el portero, éste entró al fondo de la red.

Campo Municipal Aceró 

Pero a lo que iba, el partido anterior, pasaron cosas y cosas para rellenar páginas y páginas. Pero yo las resumo. Primeros minutos de partido, penalti a favor. ¿Adivinen quién lo ejecuta? Sí, el que escribe para variar. ¿Destino? Sí, otro penalti fallado, segundo seguido. Aunque hay que decir que los balones de ese campo y de ese equipo, eran duros como piedras y es normal que lo fallara, porque yo los tiraba a colocar (jeje (: ). Así, que llegamos al descanso, 0-0. En la segunda parte tuvimos ocasiones para dar y tomar pero fallábamos como escopetas de ferias. Antes del finalizar el partido, el juego se endureció, hubo patadas y enganchones, mientras que el árbitro hizo amagos de suspender el partido. Por su parte, algunos padres como antesala de lo que iba a suceder empezaron a llegar más allá de las líneas del terreno de juego. Y Se llega el último minuto, otra ocasión clarísima para nosotros, mano a mano, tenía que ser gol, pero que va, el portero, después el palo, hormiguero en el área y después penalti, si penalti a nuestro favor. ¿Y adivinen quién iba encaminado al punto fatídico? Antes de eso, los padres contrincantes aumentaron los decibelios, empezaron amenazar al árbitro, y siguieron a llegar más allá de las líneas. El partido se paró 10 minutos. Yo tenía el balón en mi poder, dispuesto a lazar. Había fallado dos penales seguidos. La estrella rival seguía protestando al árbitro, e insultándole, pero éste no hacía nada, quería que se lanzara el penalti. Pero este jugador ensimismado en un arrebato de ira, me quita el balón de las manos, le da una patada y lo tira al fondo del barranco (en el fondo había una especie de barranco). Con esta, el árbitro se decide por suspender el partido (y eso que había más balones :)) 

 Después pasó lo que no tendría que pasar. Vestuario del colegiado con pintadas, cristales rotos de su vehículo, asientos rociados de Coca-Cola etc.…. a lo que hay que sumar padres inculcando esos valores a sus hijos. Por eso he dicho siempre que los hechos más desagradables en el deporte y en el fútbol en particular, ocurren en los campos de categoría no profesional. Si yo contara lo que me han dicho, ha salido en prensa local, o simplemente lo que he visto con mis propios ojos. Mejor lo dejamos ahí. Ni que decir tiene que aunque ese partido acabara sin goles nos dieron los tres puntos a posteriori. Aunque al año siguiente pasaron cosas para contar también con este mismo equipo, esto será en la próxima y última entrega.