Prohibirlo todo

El caso es que ahora está de moda el prohibirlo todo. Ya no es el reveindicarse contra algo, ni siquiera el llevarlo a cabo de forma manifestativa, si no la vena de decir esto no me gusta lo cual debe suprimirse.
Este caso tiene claro representación en el asunto de los toros. Cataluña ha llevado al Parlamento con éxito la petición de suprimir la fiesta de los toros en su región. Y lo ha hecho en una época política muy beneficiosa para ciertos catalanistas. Por eso, esto tiene un matiz más político que social y no sólo se basa en la posición en contra del sufrimiento del animal. Para algunos catalanes todo lo que huela a España les apesta. Claro que si tuvieran la independencia ya en su mano, esto de la petición presentada, no tendría que llevarse a cabo. Entonces se sienten todavía españoles. Alguno diría que no queda más remedio.
Tengo que decir que a mí no me gusta la fiesta de los toros, es más poco la entiendo, pero eso no me basta para señalar que deba prohibirse. Es verdad que no me parece un maltrato animal como les pueda parecer a algunos, pero creo que la raíz del problema viene por otras circunstancias anteriormente comentadas. Primero, por cuestiones de independentismo, y segundo por cuestiones de no comulgar con la fiesta, que algunos intentan convertir en abolición. Habrá terceros, que estén a favor de la supresión sólo por el sufrimiento animal, pero sinceramente no creo que llegue a un tercio.

Pero no sólo los toros están en el ojo del huracán, el tema de la legalización o no de las drogas, la prostitución, el botellón, las redes sociales, el cambio climático, etc.…. Hemos llegado a tal punto de libertad que el meter la mano para la regulación de todo ya no es suficiente. Tampoco sería libertad si hiciéramos eso. Aunque libertad no es siempre sinónimo de algo bueno. Sobre todo cuando se vulnera ciertos derechos del ser humano. Por eso, apoyo las reivindicaciones sociales que estén en contra de algo o de alguien, y que se lleven a cabo con la libertad exigida, es decir, la proposición de una petición de la fiesta de los toros o una petición con sufragio de independentismo. El problema es que me queda un gusto amargo porque todo va más allá de eso. Además todo me suena a contradicción permanente. El que ahora apoya esto, mañana con mediante su moral única, apoya lo otro siendo el tema diferente, pero si su moral es variante. Un tipo puede estar a favor del aborto, en contra de las corridas de toros y ser neutral en el asunto de los matrimonios gays. Es lícito pensar así. Tiene su moralidad y tiene la libertad de elección. ¿Pero cómo queda este cuando tocas tales extremos opuestos en estos asuntos?
Hacía falta mirarnos todos un poco al espejo, más que nada porque esa palabra, moralidad, puede volverse en contra del que la lanza. Prohibirlo todo sería la solución para algunos porque me diréis que cosas de esta vida no están exentas de la sílaba mal. Sencillamente, ninguna. Todo tiene su lado oscuro.